lunes, 7 de marzo de 2016

El papel de la mujer Palestina

"Traigo en una mano la rama del olivo y en la otra un fusil, no permitan que deje caer el olivo". (Yasser Arafat ante las Naciones Unidas)

El tema sobre el que me dispongo a escribir desde mi humilde conocimiento es doblemente complejo, o mejor dicho triplemente: El papel de la mujer en Palestina.
Nos encontramos con esta triple encrucijada:
Por un lado las mujeres y sus derechos, tema cada vez más en auge, no sé si gracias al uso de las redes sociales, donde es más fácil denunciar y ver cómo el machismo sigue presente en cada esquina, o por la desgracia de ver cómo sigue aumentando día tras día la violencia de género y machista, pero no es ese el asunto de estas líneas. Siempre nos hemos sentido relegadas; poco a poco nos damos cuenta dónde está nuestro sitio, y como bien decía Sabina: “Las niñas ya no quieren ser princesas”, ya no queremos ser salvadas como las princesas Disney por un príncipe azul que mata valerosamente al dragón, no, simplemente no necesitamos de nadie más para “ser salvadas”. Porque por fin nos estamos dando cuenta de que no necesitamos a un hombre que nos vigile y nos proteja, se va abandonando la idea de que somos el sexo débil, totalmente ininteligible por otro lado, aunque no quiero entrar en el infantil juego de quién puede y quién no hacer varias cosas a la vez…
Por otro lado me topo con la situación en Palestina, tema no tan en auge como debería, la situación es insostenible y el mundo parece tener los ojos cerrados. Se pudo notar en julio de 2014 (esto es sólo un simple ejemplo de tantos), cuando se bombardeó Gaza sin pudor, pero los ojos de todos estaban fijos en Brasil y su mundial de fútbol: “¿Has escuchado lo de Gaza? Sí, qué pena. Ya ves. Oye, qué injusticia lo que ha hecho este árbitro, vaya cabreo tengo. No deberíamos dejarlo pasar, espero que los medios lo linchen y si no ya lo hacemos nosotros” (Lo siento por los futboleros, sé que no todos son así).
Y por último me encuentro con estos dos temas en uno, la mujer y Palestina, muy complejo, ¿y por qué? Por el anti-islamismo que nos impera. Siempre hemos oído que el Islam es una religión que humilla y degrada a las mujeres, pero cuando una mujer se transforma o profesa el islam, no es tonta, no va a elegir una vida oprimida. Otra cosa es el radicalismo de esta religión, que no sólo ocurre con ella, también con la prohibición del cristianismo del uso de anticonceptivos y el aborto, por ejemplo (Soy atea totalmente convencida, no estoy defendiendo ni criticando ninguna religión, simplemente es una visión objetiva).
Aun así hay que destacar el efecto nocivo que muchas veces la religión está teniendo sobre las mujeres palestinas, siendo relegadas a un segundo plano, al de amas de casa que deben preservar la identidad y costumbre Palestina. A esto se le suma el aumento del poder patriarcal debido a la creciente represión por parte de Israel. Por lo tanto sufren una doble discriminación, tanto de su pueblo como la del invasor.
Nunca he estado en Palestina, un sueño que tengo pendiente, espero que con la paz de por medio, así que no puedo escribir con total seguridad y certeza, pero sólo hay que buscar un minuto en internet para encontrar a muchas mujeres palestinas luchando al pie del cañón, impidiendo que sus tierras sean conquistadas por un país que se llama a sí mismo democrático, cuando lo único que hace es asesinar y destruir impunemente. ¿Y qué papel tienen las mujeres en este paisaje tan desolador? El de madres de hijos encarcelados, o el de hermanas de asesinados, que ejercen de enfermeras y de administradoras de todas las necesidades familiares constantemente en medio de tanto dolor y caos.
Sin embargo, tal y como cuentan nuestros compañeros de la plataforma “Rumbo a Gaza”, tras la primera intifada en 1987 el papel de la participación femenina en la movilización política aumentó, creándose organizaciones para cubrir huecos en servicios necesarios para la lucha, con el fin de mantener unidos barrios y familias, pero al ser prohibidos los comités vecinales un año después las mujeres crearon nuevos grupos informales y formales, llegando a trabajar en la Autoridad Nacional Palestina y otras organizaciones oficiales. No es de extrañar que debido a la ocupación sean trabajos poco reconocidos.
Para ayudar y dar más voz a este tipo de causas, hoy, 8 de Marzo, esta plataforma enviará una flota bajo el lema “Mujeres Rumbo a Gaza”, tripulado por mujeres de todo el mundo. Esta embarcación quiere “destacar la contribución de las mujeres palestinas a la lucha de su pueblo” y denunciar la pasividad de la comunidad internacional ante el apartheid israelí, desafiando el bloqueo de éstos y llevando un mensaje de paz y de esperanza al pueblo palestino.
Un mensaje muy necesario. Los ciudadanos palestinos son tratados como extraños dentro de su tierra, privados de casi todos los derechos, los mismos derechos de los que sí disfrutan los ciudadanos israelíes. Incluso teniendo pasaporte israelí eres considerado un ciudadano de segunda. Este es el RACISMO que perpetúa sin cesar el estado de Israel.
Racismo que golpea con más dureza a las mujeres. El paro femenino es del 70%, ya que se les veta del acceso a distintos puestos de trabajo, así, muchas de ellas se ven obligadas a trabajar en condiciones precarias con salarios muy bajos. E Israel aprovecha esta situación de una manera exageradamente ruin. ¿Cómo? Muy sencillo. Debido a la tradición conservadora de algunas de las familias palestinas, estas mujeres están bajo una sumisión doméstica, por ejemplo siendo obligadas a casarse a una temprana edad, si se oponen cometen los llamados “crímenes de honor”, y esto es algo que aprovecha el gran amigo de los países más poderosos del mundo para chantajearlas: les ofrece protección a cambio de colaboracionismo y espionaje. Lo que les lleva a una muerte segura, tanto por no confiar en el enemigo al aceptar su oferta como por aceptarla y ser descubierta.
Pero el peligro no termina aquí. Es inconcebible e inhumano que mujeres tengan que dar a luz en los “check-points” poniendo en serio riesgo su salud y la de su hijo, ante la impotencia de sus familiares que no pueden hacer nada más que callar y aguantar, porque los más valientes al protestar pueden ser detenidos e incluso llegan a “desaparecer misteriosamente” tras esa detención. Esto está reservado para los hombres, mártires mejor dicho; y aquí, en los “check-points” es donde la mujer juega un papel más importante, resistiendo y armándose de valor y orgullo.
Muchas de ellas son humilladas por ello, se les obliga a desnudarse, a esperar por horas para poder acudir a sus clases en la Universidad… Lo que podían recorrer en pocos minutos, se convierte en un castigo diario que se prolonga durante horas.
Aun así ellas, hijas, madres y abuelas no se rinden y cada vez más se niegan a sentirse intimidadas o a ser meras observadoras mientras sus hijos mueren; incluso ese chantaje que mencionaba unas líneas más arriba se está agotando.
Seguirán siendo enfermeras en sus casas, pero no quieren encerrarse allí, ellas también son libertadoras, son guerreras, quieren ser profesoras, médicos, ingenieras… No les importa plantar cara al enemigo, incluso arriesgar su vida, tienen una infinita valentía y una dignidad inagotable, y eso es algo que nadie les podrá arrebatar. Son las primeras en seguir estudiando o sacando a su familia adelante (como esas incansables ancianas palestinas), pero también están en primera línea al responder a los desmesurados ataques de la policía israelí, con la kufiyya al cuello y varias piedras en la mano. Sin miedo. Me siento orgullosa de ellas y aunque esté mal decirlo cuántos necesitaríamos una pizca de esa, vuelvo a repetir, infinita valentía que les define.
Sin igualdad, ¿se puede reconquistar la libertad? Ese es el planteamiento principal de estas valientes mujeres, y está claro que la respuesta es un rotundo NO. Sin su lucha la “batalla” está a medias. Conquistar los derechos femeninos, RECONQUISTAR la libertad del pueblo palestino es algo que nos concierne a todas y a todos. Conseguir que sea un estado reconocido, con plenitud de derechos pudiendo disfrutar en PAZ, esa es la verdadera batalla que hay que ganar en la que luchan por igual mujeres y hombres, codo con codo.
Basta ya de bloqueo y masacre al pueblo palestino.
¡VIVA PALESTINA LIBRE!